Trazando nuevos caminos tras el abuso de sustancias

En 2016, 10.3% de los mexicanos admitieron haber consumido drogas en algún punto de sus vidas, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Consumo de Drogas, Alcohol y Tabaco (2016). Mientras que existe poca información acerca del uso de sustancias en Chiapas, ha sido evidente que en lugares como Jaltenango existe un fuerte abuso de éstas, el alcohol siendo lo más común, seguido de la marihuana, cocaína, y metanfetaminas.

El abuso de sustancias no suele ser un hecho aislado en las personas, sino que muchas veces está ligado con condiciones de salud mental, el entorno en el que se vive, situaciones traumáticas en el pasado, violencia familiar, etc. Sumado a esto, se necesita mucho más que sólo abstinencia para lograr una rehabilitación – existen muchos factores sociales, psicológicos y económicos que influyen en la recuperación de una persona.

Desde octubre de 2022, el equipo de salud mental de Compañeros En Salud implementó el proyecto “Me cuido y nos cuidamos”. Este proyecto está liderado por la Psicóloga Clínica, Azul Marín, y el Cuidador de Salud Mental, Ervin Morales. Este proyecto trabaja con hombres que cumplen una estancia en uno de los anexos de Jaltenango, y con estudiantes de preparatoria en el del Centro de Estudios Científicos y Técnicos (CECyT) de Jaltenango, y tiene dos objetivos: Crear un espacio seguro para hombres y reflexionar en torno al consumo problemático de sustancias, y cuestionar los significados alrededor de la masculinidad.

En el anexo, los hombres realizaron distintas actividades que les ayudaron a identificar y gestionar sus emociones y conceptos de masculinidad.

Cada dos semanas, Azul y Ervin facilitan actividades en círculos reflexivos que invitan al diálogo de los participantes mediante preguntas relacionadas con su consumo, con el significado de ser hombres, y con sus emociones. Uno de los pilares más importantes de este proyecto es ayudar a que los jóvenes puedan identificar sus emociones, y conocer herramientas de regulación emocional.

“Hay muchos hombres que no cuidan de su salud mental, porque nadie les ha enseñado cómo, y por las dinámicas sociales en las que se desenvuelven,” menciona Ervin. “Existe la presión de ser un hombre que tiene que aguantarlo todo.”

“Hemos tenido hombres que han comenzado a consumir sustancias desde los 12 años […] y creemos que tiene mucho que ver con la influencia cultural sobre lo que significa ser hombre,” comenta la psicóloga Azul. “Está muy relacionado que para ser suficientemente hombre, tiene que haber un consumo de sustancias de por medio.”

A nivel internacional, alrededor de 270 millones de personas han usado sustancias en el último año, y 35 millones tienen una dependencia a éstas, según la Organización Mundial de la Salud. Es más común que los hombres usen cualquier tipo de sustancia ilícita, que las mujeres, y no existe una razón universal por la cual las personas usan drogas. A menudo, el abuso en el consumo de sustancias se relaciona con problemas emocionales como depresión, ansiedad, mal manejo de la ira, entre otros.

En lugar de implementar estrategias de tratamiento efectivo para la salud física y mental de las personas con dependencia a las sustancias, muchos gobiernos han criminalizado su uso históricamente, privando la libertad, y se ha añadido estigma y trauma a estas personas, sus familias, y comunidades. Sin embargo, recientemente han surgido más políticas y programas que buscan atender el abuso de sustancias como un tema de salud pública.

Los grupos como los círculos reflexivos ofrecen un espacio para construir comunidad – algo crucial para apoyar a las personas en su camino hacia la recuperación.

Mediante la construcción de una masculinidad más compasiva, emocional y consciente, los jóvenes en el anexo han logrado construir una perspectiva diferente alrededor de su identidad, mientras que continúan avanzando en su recuperación, además de construir espacios seguros para compartir experiencias y encontrar nuevas estrategias de afrontamiento. 

Osmin (participante), Gabriela (líder y madrina en el anexo) y Wilbert (participante) en el anexo “Jóvenes Guerreros”

“Me cuestioné mucho el lugar al que me han llevado las drogas, y aprendí sobre lo que estuve haciendo mal,” dice Osmin, uno de los participantes del proyecto. “Pero lo que más aprendí es que por más cosas que yo sea o que padezca, siempre voy a ser una persona, voy a ser yo, y todos merecemos ser respetados.”

“Me cuido y nos cuidamos” no sólo ha tenido un impacto en los participantes, sino que también en quienes lo facilitan. “Cada día que estamos con ellos nos traen una nueva enseñanza, son personas muy fuertes y valiente, y todo esto también ayuda a ponerle nombre a muchos procesos que incluso yo viví,” comenta Ervin, pues también ha logrado reflexionar sobre su propia masculinidad mientras apoya a este grupo de jóvenes.

El proyecto continuará con sus actividades y seguirá llegando a hombres que buscan recuperarse de una adicción, pero también previniendo los problemas de abuso de sustancias en adolescentes. Recordar que la salud mental está ligada a factores sociales, económicos y biológicos es una prioridad para entender mejor cómo podemos procurarla.

Comunicaciones CESComment