Doc, ¿le puedo contar algo?

Published on
June 25, 2025

Antonio García, Supervisor en Derecho a la Salud. Compañeros en Salud. 

En mi preparatoria habíamos 2 chicos llamados Mario y para distinguirnos se referían a nosotros como “Mario el güero” y “Mario el bisexual”. El segundo era yo.  

Desde niño supe que había personas diferentes. Lo aprendí en casa, gracias al trabajo de mi papá, estilista de profesión, —en un entorno donde muchxs de la comunidad LGBTIQ+ han encontrado un lugar—. También lo entendí por el contexto en el que crecí: un pueblo zapoteca en las faldas de la Sierra Norte de Oaxaca. 

Doctor Antonio García, Supervisor del programa de Derecho a la Salud

Doctor Antonio García, Supervisor del programa de Derecho a la Salud

En el Itsmo, dentro de la comunidad zapoteca, existe una identidad que rompe con el binarismo occidental de género, autodenominados muxes. Personas muy queridas y respetadas, incluso consideradas una bendición para las familias donde nacen. Es por eso que explorar y nombrar mi sexualidad diversa en la adolescencia no fue difícil.  

Desde entonces, otros compañerxs se acercaban a mí —siempre a escondidas— con preguntas: 

¿Cómo me di cuenta? 

¿Cómo se vive así? 

¿Por qué ellos sentían lo mismo? 

Muchos de ellxs no me hablaban en clase, pero buscaban otro espacio para hablarlo. Ahí entendí la importancia de hacerse visible, de escuchar y que cada uno sale a su tiempo. 

Oficina del programa de Derecho a la Salud

Oficina del programa de Derecho a la Salud

Si alguna vez visitas la oficina naranja de Compañeros en Salud en Jaltenango de la Paz, verás que en cada oficina hay pequeñas banderas arcoíris, yo las coloqué. También suelo poner una sobre el escritorio del consultorio que uso.  

En Compañeros en Salud, una organización de salud global, todxs tienen un espacio, también nosotrxs, la comunidad LGBTIQ+. Donde entendemos que nuestras identidades diversas impactan en nuestra salud, por lo que recibimos capacitaciones para servir mejor a personas como nosotrxs, para que nuestra sexualidad no sea un motivo de estigma social sino de un abordaje particular que cada unx necesita.  

Por eso las banderas, porque no basta con enunciarse como un espacio seguro, hay que recordarlo y mencionarlo siempre, no solo en junio, tanto entre nosotros como CES, como para las personas a las que servimos.  

Porque a pesar de vivir en un entorno un poco más empático con nosotrxs, aún escucho en consulta historias lamentables que casi siempre se anteceden por un tímido:  

Doc ¿le puedo contar algo?” 

Yo de joven estaba con un muchacho, cuando mi papá se dio cuenta me casaron con una mi prima. 

Hay veces en que solo podemos escuchar y abrazar. Porque lo que la LGBTIQfobia ha hecho durante 10, 15 o 20 años, no se puede reparar en una hora de consulta. Pero otras veces, sí podemos asegurarnos de otorgar un trato digno y ser un espacio amigable:  

—Juan, tu expediente dice un nombre, pero tengo la impresión de que no te gusta, ¿te gustaría que te llame con otro nombre? 

—Si 

—¿Cuál? 

—Cynthia 

—Muchas gracias por la confianza, Cynthia. Haré anotaciones en tu expediente para que, a partir de ahora, cualquiera que te atienda te llame por el nombre que has escogido. 

—Gracias, doc. 

A cada persona que me ha compartido su historia: gracias. 

Durante el mes del orgullo LGBTIQ+ sigamos construyendo y abogando por servicios de salud dignos y empáticos con nuestra comunidad. 

Porque en 2025 es innegable nuestra presencia en todos lados. Sigamos visibles.  

Por los que estamos. 

Por los que vienen. 

 

—Agita fuertemente su bandera.

Marcha LGBTIQ+ en Jaltenango de la Paz, 2023

Marcha LGBTIQ+ en Jaltenango de la Paz, 2023


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