Mujeres que son engranes en la salud mental
Se estima que existen alrededor de 210 psicólogos y 4 psiquiatras [1] en Chiapas, cuya población es de 5,218 millones, lo que significa que hay un psicólogo por cada 24,847 personas, y un psiquiatra por cada 1,304 millones. Tomémonos un minuto para asimilar estos datos, y tomemos conciencia sobre que alrededor de 1,356 millones de personas en Chiapas sufren de depresión, y ni hablar de otras enfermedades mentales, lo cual nos sitúa en una severa crisis de servicios de salud mental.
Es sabido que los Trabajadores de Salud Mental pueden contribuir a que las personas sufriendo de depresión y ansiedad reduzcan sus síntomas en un lapso de 2 a 6 meses después de recibir tratamiento [2]. Posterior a un entrenamiento supervisado, las Cuidadoras de CES realizan visitas domiciliarias a los pacientes con ansiedad y depresión diagnosticados por los doctores de las clínicas de atención primaria. Estas intervenciones incluyen 5 sesiones de psicoterapia privada aprobadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS), siendo complementadas por 8 sesiones de terapia de grupo donde se apoya a los pacientes para que logren superar sus padecimientos de salud mental.
Hoy, en el Día Internacional de la Salud Mental nos gustaría felicitar a nuestras Cuidadoras de Salud Mental y celebrar su persistente trabajo, por lo que ahondaremos un poco más en sus vidas.
Zoemia Salas es una Cuidadora de Salud Mental en Laguna del Cofre, Chiapas desde Junio de 2019.
“Mi trabajo consiste en hacer visitas domiciliarias a pacientes diagnosticados con depresión y ansiedad, dándoles pequeñas sesiones de terapia para que puedan obtener las herramientas necesarias para superar su enfermedad.
A veces es difícil ser Cuidadora, porque después de trabajar tengo que regresar a mi casa, cocinar para mi familia, cuidar de mis hijos y mi esposo, lavar la ropa y limpiar la casa. Aún así, hay personas en la comunidad que me juzgan porque creen que mejor debería quedarme siendo sólo ama de casa y creen que estoy descuidando a mi familia, pero ellos no entienden que lo que estoy haciendo es por amor a la gente, aunque signifique a veces caminar largas distancias para llegar a las casas de los pacientes.
Hay personas que no quieren recibir el tratamiento porque les da vergüenza y miedo que los demás se enteren de que sufren de depresión o ansiedad, pero ese es un estigma que estamos tratando de superar. Me gusta aprender sobre la salud mental porque es muy diferente a un dolor físico y a veces las personas no se dan cuenta de que lo que les está doliendo son los sentimientos, y yo estoy para eso, para darles un lugar seguro donde lo puedan hablar.”
“Quiero ayudar a las personas sufriendo de enfermedades mentales porque yo también las he sufrido. Yo entiendo cómo se sienten los pacientes y quiero demostrarles que si yo he podido superar estos problemas, ellos también.”
Roselia Díaz pasó por un proceso de selección junto a otras 8 mujeres de su comunidad, quienes recibieron información sobre problemas de salud mental, como depresión, ansiedad y estrés, posteriormente fueron entrevistadas y sólo 3 pasaron a la siguiente etapa que consistía en un entrenamiento de 2 semanas sobre estos temas, y finalmente Roselia fue la elegida.
“Ha sido difícil para mí porque soy una persona muy tímida y me cuesta trabajo hablar con las personas, pero sé que mientras ayudo a los demás me estoy ayudando a mí misma también, conquistando mis miedos y convirtiéndolos en confianza en mí misma”.
“El programa de Cuidadoras me llamó la atención inmediatamente, porque sé que mi mamá ha sufrido de depresión y muchas veces yo no sabía cómo ayudarla,” dice Juana Roblero, de 19 años, desde Salvador Urbina. “Pensé que si me convertía en Cuidadora de Salud Mental no sólo podría ayudar a mi mamá, sino a más personas en la comunidad que sufren de esto. A veces no sabemos por lo que los demás están pasando y a veces la misma gente no sabe cómo explicar lo que está sintiendo, y allí es donde entramos nosotras, dándoles un poquito de esperanza y ayudando con sus problemas.”
A Juana le gusta irse ganando la confianza de las personas, ayudando a que se sientan más calmados y felices después de platicar con ella, y aunque a veces es difícil, ella cree que sólo se necesita dedicación, paciencia y amor por los demás.
Carolina Guzmán fue Acompañante en CES durante 6 años antes de convertirse en Cuidadora. Durante esos 6 años se dio cuenta de que muchas personas sufriendo de enfermedades crónicas como epilepsia, diabetes o presión alta también estaban enfrentando la depresión.
“Como Cuidadora siento que muchas cosas dependen de mí y de mi perseverancia, es importante no rendirse, porque finalmente estoy haciendo esto por los demás, porque me nace ayudarlos, y ayudar nunca se convierte en una dificultad, porque cuando viene desde tu corazón, nada es imposible.
Sé que todavía tengo mucho por aprender, pero estoy segura de que cada día me convierto en una mejor persona.”
Nelcy Roblero entiende lo que es pasar por situaciones difíciles que podría parecer que te consumen lentamente, por eso decidió convertirse en Cuidadora en Capitán, Chiapas.
“La gente me conoce porque soy una mujer trabajadora y lucho por lo que quiero, y me apasiona ayudar a otras mujeres, hombres y niños en mi comunidad. Mi trabajo me hace muy feliz porque así la gente ya no tiene que recorrer distancias largas hacia otros pueblos para obtener este tipo de ayuda.”
A Nelcy le gustaría estudiar una carrera relacionada con la salud mental, demostrándole a su familia de lo que es capaz, incluso siendo una esposa y madre de dos hijos, quiere convertirse en un ejemplo a seguir para su comunidad.
“Me gusta cuando los pacientes se me acercan y me dicen cómo los he ayudado, me gusta verlos crecer y superarse porque más que como Cuidadora, quiero que me vean como una amiga de confianza, demostrándoles que no están solos. Más allá de la pobreza y la marginación, existen muchísimas personas fuertes, cariñosas y capaces aquí.”
Las Cuidadoras de Salud Mental de CES desempeñan un papel importantísimo en las comunidades, pues impulsan la mejora y recuperación de los pacientes, brindan psicoeducación, visibilizan los problemas como depresión y ansiedad y ayudan a que las personas se sientan menos incómodas externando sus sentimientos. Además de ayudar a los demás, estas Cuidadoras se empoderan con su trabajo, recibiendo un ingreso económico y apoyando a sus familias con él.
En un planeta inequitativo donde no todas las personas pueden tener acceso a la salud mental, el trabajo de estas mujeres es de admirarse. Démosles el reconocimiento que merecen, y seamos empáticos con la gente a nuestro alrededor, porque nunca sabemos cuáles son sus dificultades y luchas.
Con una donación puedes ayudarnos para que más mujeres como Zoemia, Roselia, Juana, Carolina y Nelcy puedan brindar este importante servicio en sus comunidades y puedan seguir apoyando a sus familias. No importa la cantidad, toda ayuda es bienvenida.
[1] En Línea. Gutiérrez M, García I, Rodríguez C, Cifuentes A. Panorama de Salud Mental en Chiapas. 2017
[2] En Línea. van Ginneken N, Tharyan P, Lewin S, Rao GN, Meera S, Pian J, Chandrashekar S, Patel V. The effect of non-specialist health workers on people with mental, neurological and substance-abuse disorders in developing countries. 2013