Compasión y cuidado para Don Armando, quien se recuperó de COVID-19

Don Armando Torres tiene 67 años y ha dedicado su vida al trabajo en cafetales, al igual que la mayoría de las personas en la Sierra Madre de Chiapas, México. Él es una persona que brilla por su personalidad cálida, y recibe a toda persona con la que se encuentra con una gran sonrisa.

En un día de Agosto, Don Armando despertó sintiendo unas intensas náuseas. Mientras el día avanzaba, comenzó a vomitar y a sentir el cuerpo cortado y con fiebre. Al inicio pensó que era alguna infección intestinal causada por algo que había comido, sin embargo no se sentía normal, ni como ninguno de los efectos secundarios de su diabetes. Después de un par de días, comenzó a toser y a sentirse exhausto después de hacer actividades simples, como hablar o caminar en su casa. Una tarde, sus piernas temblorosas dejaron de responder mientras trataba de levantarse de su silla.

“No recuerdo nada después de eso hasta que me desperté en la noche en el hospital” dice Don Armando. “Estaba en una silla de ruedas y los doctores me estaban trayendo un concentrador de oxígeno. Me sentí perdido.”

Don Armando descansando en el patio de su casa en Jaltenango, Chiapas.

Don Armando descansando en el patio de su casa en Jaltenango, Chiapas.

Entonces Don Armando lo supo: tenía COVID-19.

En un inicio, la familia de Don Armando estaba dudosa de llevarlo al hospital, pues la desinformación rondaba por todo el pueblo, aprovechándose del miedo a esta nueva enfermedad. Incluso había gente que afirmaba que mataban a los pacientes con COVID-19 en el hospital, pero uno de los hijos de Don Armando conocía a personas que se habían recuperado satisfactoriamente en el Centro de Enfermedades Respiratorias de Jaltenango, Chiapas, donde trabaja el personal de Compañeros En Salud.

Ir al hospital fue una decisión que salvó la vida de Don Armando.

“Atendieron a mi papá en cuanto llegamos al hospital” dice el hijo de Don Armando, “lo ayudaron a estabilizarse, pero estaba muy grave.”

La respuesta de Compañeros En Salud para enfrentar la pandemia en zonas rurales de Chiapas ha incluido la implementación de un Centro de Enfermedades Respiratorias, trabajadoras comunitarias de la salud (acompañantes) especializadas en COVID-19, cursos y entrenamientos para el staff y sesiones de información.

Don Armando siendo llevado por su hijo al ser dado de alta del  Centro de Enfermedades Respiratorias

Don Armando siendo llevado por su hijo al ser dado de alta del Centro de Enfermedades Respiratorias

En el Centro de Enfermedades Respiratorias, Don Armando no sólo recibió atención para COVID-19, sino que también tuvo apoyo para su bienestar emocional. “Aquí en el CER nos dejaron visitar a mi papá,” comenta el hijo de Don Armando “y esto ayudó a que se tranquilizara y se mejorara más rápido.”

La Dra. Ana Laura Rodríguez, quien cuidó de Don Armando en el Centro de Enfermedades Respiratorias, también notó que su saturación de oxígeno aumentaba y mejoraba después de estar cerca de su familia.

“Le damos Equipo de Protección Personal a las familias y les permitimos visitar a los pacientes para que no se sientan solos y para generar una alianza terapéutica” comenta la Dra. Ana Laura “Esto es algo que casi ningún otro hospital hace. Así, nuestros pacientes sienten el apoyo de sus familiares y esto influye en su recuperación.”

Las visitas a los pacientes también permiten que los familiares estén más tranquilos sobre el cuidado que se les da a sus seres queridos.

Ahora Don Armando se encuentra de regreso en casa con sus hijos, y aunque fue una experiencia difícil y atemorizante, logró aprender de ella. “Estuve en el hospital por 18 días,” dice “estaba preocupado por mi familia y no sabía qué iba a pasar, pero confiaba en los doctores y enfermeros que me atendieron, y gracias a ellos ahora estoy en casa otra vez.”

Don Armando, ahora recuperado, disfruta la compañía de dos de sus hijas y su nieta.

Don Armando, ahora recuperado, disfruta la compañía de dos de sus hijas y su nieta.