Mes del orgullo: Atreviéndose a ser una misma

La valentía de ser diferente como personal de salud

“Cuando eres como yo, sientes las miradas y los murmullos de la gente a tu alrededor” dice Alondra, “Desde que tenía como siete años yo ya sabía que no era un niño”.

Alondra Esquinca tiene 27 años, es originaria de Villaflores, Chiapas, y actualmente es jefa de enfermeras en el Centro de Enfermedades Respiratorias con Compañeros En Salud. Trabaja todos los días con una sonrisa y una actitud amable, pero a lo largo de su vida ha tenido que enfrentar obstáculos que no imaginaba que pudieran ser tan difíciles.

Alondra fue asignada como varón al nacer. Durante la adolescencia salió del clóset como persona homosexual, algunos años más tarde como travesti, para finalmente identificarse como mujer transgénero.

Naciones Unidas define a una persona transgénero como alguien que no se identifica con el género que le fue asignado al nacer; por ejemplo, si alguien nació con una biología masculina, puede identificarse como mujer, o viceversa. También existen las identidades no binarias, como género neutro, género fluido, pangénero, agénero, entre otras. Estas identidades pueden identificarse con más de un género, con ninguno, o variar temporalmente.

En México existen entre 360,000 y 600,000 personas transgénero, según la Clínica Especializada Condesa. Sin embargo, todavía hay mucha desinformación sobre el tema, lo que genera discriminación y transfobia.

Alondra ha tenido que luchar y enfrentar muchos diferentes obstáculos para llegar a donde se encuentra hoy.

Alondra ha tenido que luchar y enfrentar muchos diferentes obstáculos para llegar a donde se encuentra hoy.

El peligro de la falta de oportunidades

Uno de los mayores problemas que enfrentan las personas trans, es la falta de oportunidades laborales. “Muchas de nosotras tenemos una profesión con mucho que aportar,” dice Alondra, “lamentablemente no nos dan esa oportunidad y nos excluyen. La mayoría ejercen trabajo sexual, que, a pesar de ser un trabajo honrado, resulta riesgoso para nosotras.”

Mientras Alondra cursaba la carrera de enfermería, comenzó su transición y a socializar como mujer. Tuvo que enfrentarse al rechazo de su propia familia, y a la vulnerabilidad de ser señalada y discriminada.

Sumando esto a las dificultades económicas que su familia enfrentaba, Alondra tomó la alternativa de ser trabajadora sexual para poder terminar la carrera de enfermería, pero debido a que su identidad de género la colocaba en una posición vulnerable, sufrió actos de violencia.

“Un día, me subí al coche de un hombre que pensé que era un cliente como cualquier otro,” recuerda Alondra, “pero una cuadra más adelante, se subieron otros cinco hombres. Me llevaron a las afueras de la ciudad, y me violentaron. Yo de verdad pensé que me iba a morir ese día…”

Para una mujer transgénero que vive en México, la esperanza de vida es de tan sólo 35 años. Nuestro país es el segundo en América Latina – después de Brasil – con mayor índice de transfeminicidios; lo que demuestra la falta de tolerancia y respeto a los derechos de la comunidad trans.

Las situaciones de violencia como la que pasó Alondra son extremadamente comunes en mujeres trans. Aunque afortunadamente ella corrió con suerte, muchas de sus compañeras han tenido desenlaces funestos. “Estoy muy agradecida de que pude salir de allí, pero no es nada fácil,” dice Alondra, “a cualquier lugar al que vayas, siempre te van a juzgar y a poner etiquetas”.

Para Alondra, ser fiel a sí misma es la clave para resistir en un mundo lleno de injusticias.

Para Alondra, ser fiel a sí misma es la clave para resistir en un mundo lleno de injusticias.

Una oportunidad para crecer

Hace un año, Alondra se integró al equipo clínico de Compañeros En Salud para ejercer su vocación como enfermera de primera línea contra el virus de COVID-19. Nosotros creemos en la inclusión, la igualdad de oportunidades para todas las personas, y el respeto a los derechos de la comunidad LGBTTTIQA+.

Alondra se muestra contenta y agradecida de poder formar parte de una organización donde pueda ser ella misma y expresarse libremente sin sentirse señalada. La fortaleza que ha tenido para llegar a donde está hoy en día, es extraordinaria e invaluable. Sin embargo, la realidad es que tener éxito y vivir una vida feliz, no deberían ser logros difíciles de alcanzar para alguien como ella.

Únicamente visibilizando a las identidades trans, cediendo el discurso a quienes más opresión sufren, e informando a la población acerca de diversidad sexual es que podemos acabar contra la discriminación, desinformación y prejuicios hacia esta población.

A pesar de que ya existen centros de atención especializada para personas transgénero, siguen estando centralizados en zonas urbanas a las que no todas las personas pueden acceder. “Es un tema de salud pública,” afirma Alondra, “incluso en las áreas hospitalarias debería haber más información. Necesitamos educar a las personas sobre los tipos de género que existen, ya no son sólo hombre y mujer. Cada uno tiene el derecho de vivir como más cómodo se sienta.”

Compartir experiencia con las más jóvenes

“El mensaje que quiero dar para las que están en una situación como la mía, es que no se desanimen. Vayan descubriéndose poquito a poquito, y cuando miren atrás, estarán en una situación mucho mejor,” dice Alondra con esperanza. “Al inicio cuesta, pero no hay nada imposible, y sé que con esfuerzo y dedicación, vamos a lograr vivir de manera digna.”