“No me quiero morir”: El diagnóstico, barreras y recuperación de tuberculosis
La lucha de Don Abelino contra la tuberculosis en zonas rurales de Chiapas.
Abelino Hernández es originario de Guatemala, aunque ha trabajado durante varios años en Chiapas para poder subsistir y apoyar a sus seres queridos. Él se dedicaba a trabajar en cafetales durante la temporada de pizca, que es en invierno, y debido al clima frío que se da en la sierra era común que tuviera resfriados. Pero durante el año pasado comenzó a tener una tos muy fuerte que comenzó a debilitarlo.
“Me dolía mucho toser,” dice Don Abelino. “La garganta me molestaba mucho, ya no podía ni comer porque me ardía al pasar saliva.”
Su patrón le sugirió ir al hospital más cercano, a 3 horas de la comunidad donde trabajaba, pero él estaba dudoso debido a la desinformación que había respecto a los servicios de salud durante la pandemia. “Decían que en el hospital mataban a las personas, y yo no me quería morir” cuenta Don Abelino.
Pero cada día, Don Abelino se ponía más y más débil: ya no podía pararse, comer solo o ir al baño, hasta que un día, al sentir que se desvanecía, pidió un vaso de agua a los dueños del cuarto que rentaba. Antes de que pudiera tomar el vaso, la vista se le nubló, y perdió la conciencia.
No recuerda nada más de lo que sucedió hasta que despertó al día siguiente en el Hospital Básico Comunitario Ángel Albino Corzo, en Jaltenango de la Paz, Chiapas.
Buscando respuestas
Para muchas personas en Latinoamérica es difícil encontrar buenas oportunidades de empleo para apoyar a sus familias, un reto que sólo se ha vuelto más difícil con la pandemia de COVID-19; esto los orilla a probar su suerte en otros países y dar un salto de fe ante terrenos desconocidos, muchas veces poniendo en riesgo sus propias vidas.
“Abrí los ojos y no sabía dónde estaba,” dice Don Abelino, “le pregunté a una doctora y me dijo que estaba en el hospital, entonces yo me puse a llorar.”
Al inicio, el diagnóstico no era muy claro.
Don Abelino presentaba tos y fiebre, así que en un inicio los médicos pensaban que podría tratarse de COVID-19, ya que había un alto pico de contagios en la zona durante ese mes, pero al hacerle más preguntas, descubrieron que llevaba 6 meses sufriendo de estos síntomas. El equipo clínico del hospital le tomó una radiografía torácica, donde el diagnóstico fue más que evidente: Abelino tenía tuberculosis.
Según la OMS, 1.4 millones de personas perdieron la vida debido a la tuberculosis en 2019, y en México se presentan nuevos casos cada año en más de la mitad de todos los municipios del país. Aunque la tasa de mortalidad ha disminuido en los últimos años, muchas personas siguen falleciendo a causa de esta enfermedad debido a la falta de acceso a los medicamentos necesarios para sobrellevarla.
El tratamiento para tuberculosis puede durar entre 6 y 9 meses, pero para Don Abelino iba a ser muy difícil tomar los medicamentos durante tanto tiempo sin pertenencias, dinero ni familiares en México. La frontera con Guatemala estaba cerrada debido a la pandemia, y mantenerse confinado en el hospital era poco viable, además de que estaba afectando su salud mental.
Afortunadamente, en Compañeros En Salud pudimos ofrecerle asilo por un tiempo más largo en una casa que anteriormente era residencia para médicos voluntarios. Se formó un equipo conformado por médicos, pasantes y voluntarios que se sumaron a la tarea de cuidar a Don Abe, como comenzaron a llamarlo de cariño. Entre todos se turnaban para llevarle comida, darle sus medicamentos y quedarse a platicar con él.
Poco a poco, Don Abelino pasó de ser nuestro paciente, a ser un amigo.
Con el apoyo del programa de Derecho a la Salud de CES, pudo acudir con médicos especialistas y realizarse estudios en Tuxtla Guitérrez, complementando el tratamiento que recibía en Jaltenango.
Este programa se encarga de apoyar a los pacientes con transporte, alimentación, hospedaje y acompañamiento cuando tienen que trasladarse por varias horas hasta la capital del estado o del país para acudir a consultas con especialistas, lo que aligera mucho el proceso del paciente mientras navega por el sistema médico.
El cuidado de Compañeros En Salud hacia don Abelino, se volvió mucho más profundo que algo solo médico.
“Las visitas de doctor pasaron a ser visitas sociales,” dice la Dra. Martha Arrieta, Coordinadora de Atención Primaria en CES, quien dio seguimiento al tratamiento de Don Abelino desde cerca. “Fue increíble irlo conociendo y poder conocer su experiencia de vida, de dónde venía y lo que había pasado en su vida. Visitarlo era una de las partes más bonitas de mi día.”
Comenzó a crecer un inmenso cariño muto entre Don Abelino y las personas que lo cuidaban. Compartían historias, descargaban sus preocupaciones y frustraciones, y aprendieron los unos de los otros. Él estuvo aprendiendo a cocinar, leer y pintar con el resto del equipo, además de que disfrutaba de cantar, ver películas y escuchar música.
Lentamente iba recuperando su vida.
Un camino hacia el bienestar
Recuperarse de una enfermedad nunca es un proceso lineal, y en distintas ocasiones Don Abelino se ponía mal de nuevo, tenía fiebre o desarrollaba problemas gastrointestinales, lo que angustiaba al equipo entero y ponía en alerta a todos para estar al pendiente de él. Enfermar de esta manera durante la pandemia de COVID-19 le añadía niveles de dificultad a su caso, pues además de curarse de la tuberculosis, Don Abelino tenía que cuidarse y tomar muchas medidas de seguridad para no contagiarse.
Poco a poco, le fue más fácil ser autosuficiente, ya se sentía mejor y salía a pasear al parque, al río o a la iglesia, y así, gradualmente fue recuperando sus fuerzas y ganas de vivir. Su inquebrantable voluntad para querer estar sano fue una parte clave en su recuperación, lo que finalmente lo salvó.
“Gracias a dios caí en las manos de Compañeros En Salud,” comenta con una sonrisa, “si no fuera porque llegué aquí, quién sabe dónde estaría. Ellos me cuidaron, me ayudaron y vieron por mí.”
“Ahora que vuelvo a Guatemala estoy contento de ver a mis primos,” dice Don Abe. “Pero también estoy triste de irme. Nada será igual, aquí me han cuidado muy bien.” Don Abelino terminó de tomar sus medicamentos para tuberculosis en diciembre de 2020; algunas semanas después regresó a Guatemala con su familia.
Luchar contra la tuberculosis sigue siendo un tema de importancia en México y el mundo. Con el tratamiento adecuado, esta enfermedad es perfectamente curable; lamentablemente muchas personas luchan sin éxito por tener acceso a los medicamentos y servicios médicos necesarios, debido a la falta de acceso o recursos.
La prevención es uno de los pasos más importantes, y aunque en México las vacunas son obligatorias, sigue habiendo muchas personas vulnerables ante esta enfermedad. Es imperativo que hagamos un énfasis en la concientización, prevención y tratamiento de tuberculosis, para eliminar estigmas, curar con la información y evitar muertes.